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Alimentación consciente - enero 17, 2025

¿Cómo impacta lo que comemos en la forma en la que nos sentimos?

¡La conexión entre nuestra alimentación y nuestra salud mental es más fuerte de lo que imaginamos! Los alimentos que elegimos no solo influyen en nuestra apariencia física, sino también en nuestro estado de ánimo y bienestar general.

Por Águeda Villa Gaviria

Nutrir tu cuerpo con alimentos saludables es nutrir también tu bienestar emocional.

Todo lo que consumimos afecta de manera significativa cómo nos sentimos, tanto física como emocionalmente. Desde los niveles de energía y concentración hasta nuestra estabilidad emocional, todo está vinculado.

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Esta conexión tiene mucho que ver con los neurotransmisores, sustancias químicas que transmiten señales entre las células del cerebro y que dependen, en parte, de nuestra dieta. Por ejemplo, la serotonina, conocida como la “hormona de la felicidad”, y la dopamina, relacionada con el placer, se ven directamente influenciadas por lo que comemos.

Cuando nuestra alimentación se basa en productos ultraprocesados y ricos en azúcares, se puede generar inflamación en el cuerpo, lo que aumenta el riesgo de enfermedades crónicas. Además, este tipo de dieta afecta nuestro estado de ánimo, provocando cambios de humor y fatiga debido a los picos y caídas en los niveles de glucosa.

Microbiota intestinal: el papel clave en esta conexión

La microbiota intestinal, compuesta por bacterias, virus, hongos y protozoos que habitan en nuestro cuerpo, desempeña un papel crucial en nuestro bienestar general. Este ecosistema, presente en el intestino, la piel y la boca, protege el sistema inmunológico y tiene una relación directa con nuestra salud mental.

“La conexión entre el intestino y el cerebro es más grande de lo que imaginamos, ya que el intestino produce sustancias que impactan directamente nuestro estado de ánimo, como la serotonina”, explica Lidys Goez, especialista en nutrición de Comfama, y agrega que comer alimentos ricos en triptófano (el cual es el principal precursor de la serotonina), como pollo, pescado, lácteos, frutos secos o leguminosas, puede ayudar a aumentar la producción de serotonina, mejorando el estado de ánimo.

Además, los niveles de cortisol en sangre (o el estrés crónico) pueden afectar la composición de la microbiota intestinal, alterando la diversidad y el equilibrio de bacterias, generando así un desequilibrio en la microbiota, lo que puede ocasionar problemas de salud.

Una conexión que comienza desde la infancia

La relación entre lo que comemos y cómo nos sentimos está presente desde nuestros primeros días de vida, pues durante la alimentación a través de la lactancia materna o con sucedáneos de la misma, no solamente logramos calmar nuestra hambre, sino que pudimos reforzar nuestra sensación de seguridad y cuidado.

Conforme crecimos, los alimentos comenzaron a asociarse con emociones como premios, recompensas o consuelos. “El dulce, por ejemplo, activa en el cerebro la sensación de placer, algo que aprendemos desde pequeños. Era común que nos premiaran con golosinas cuando nos portábamos bien o superábamos situaciones difíciles, como una visita al médico”, agrega Goez.

Culturalmente, la comida se ha convertido en un medio para expresar emociones y crear vínculos afectivos, reforzando la relación entre alimentación y estado de ánimo.

Cultivar hábitos alimenticios saludables desde temprana edad sienta las bases para un bienestar integral.

Alimentos aliados de la salud mental

Si queremos fortalecer nuestra salud mental, es clave optar por alimentos que beneficien tanto a nuestra microbiota como a nuestro sistema nervioso. Aquí algunos ejemplos:

  • Proteínas: Ricas en triptófano, esencial para producir neurotransmisores como la serotonina y la dopamina.
  • Omega 3: Presente en alimentos como el salmón, las aceitunas, el aceite de oliva y el aguacate, con propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir síntomas de ansiedad y depresión.
  • Vitaminas del complejo B: Fundamentales para la salud del sistema nervioso y la producción de neurotransmisores.
  • Frutas y verduras: Especialmente aquellas ricas en antioxidantes como las vitaminas C y E, que protegen las células del cerebro del daño causado por los radicales libres.
  • Magnesio: Asociado con la reducción del estrés y la relajación.

¿Cómo construir una dieta que mejore nuestra salud mental?

Tomando a la microbiota intestinal como protagonista, una dieta saludable debe incluir alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Además, es fundamental incorporar alimentos fermentados, como yogur, kéfir, kimchi, kombucha, entre otros, que contienen probióticos y prebióticos esenciales para mantener un intestino equilibrado.

“La dieta saludable no reemplaza tratamientos médicos o psicológicos, pero sí debe formar parte de un enfoque integral de salud mental”, concluye Goez, y también hace un llamado a evitar alimentos ultraprocesados desde edades tempranas, recordándonos que lo que consumimos no solo impacta nuestro cuerpo, sino también nuestra mente.

¿Qué vas a comer hoy para mejorar tu ánimo?

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